Un noticia en cuento - Fabiana

La abuela Mariana tenía 93 años y era muy conocida y querida en el barrio de San Cristóbal. Llegó muy joven desde Calabria, su pueblo natal. Allí vivió cinco años de guerra en los que no comían nada, solo pasto de campos. Apenas llegó a Argentina hacía cuellos para camisas que vendía en Villa Crespo, planchaba pantalones para un sastre y limpiaba un conventillo.

Formó una familia con Don Pascual, también italiano como ella, y tuvo 3 hijos: Rafael, Miguel y Teresa.

Su vida no fue fácil. Pascual enfermó cuando los niños eran pequeños y durante algunos años se hizo cargo de los gastos, de los hijos, del trabajo y de cuidar a su marido en el hospital.

Así, siempre luchando y nunca bajando los brazos junto a su esposo, más tarde, como muchos inmigrantes, lograron tener su casa y hasta unos ahorros que les permitieron vivir su vejez sin sobresaltos.

Un día martes, al mediodía, una mujer llamó por teléfono a su casa y se hizo pasar por su hija. El día anterior, la anciana había cobrado su jubilación y compró unos dólares, ya que ahorraba para ayudar a sus nietos.

—La plata que ayer cobramos hay que devolverla porque no sirve, hay que cambiarle el número —dijo la impostora

La supuesta hija le aseguró que iba a enviar a un asesor para llevarse el dinero al Banco para cambiarlo. El asesor resultó ser el ladrón, un hombre de bigotes, pantalón de traje, camisa blanca y corbata que salió con un sobre con 40000 dólares y hasta saludó al policía, que estaba en la vereda de la casa de Mariana mirando su celular.

Luego de darle el dinero,la anciana llamó a su hija quien le dijo:

—Nunca te llamé, mamá.

Así todos se dieron cuenta del engañó y llamaron a la policía. La anciana contó la odisea del robó:

—¡Se fue tan contento, nunca vi una persona tan alegre! —señaló

Y resumió:

—Se llevó el juego de llaves de la casa, cuando quiera volver que venga le voy a hacer un café...

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