Marumito - Dora

Una mañana, estaba en mi cuarto convaleciente. Habían tenido que extirparme las amígdalas, una dolencia tan asociada a la infancia. Sentada en mi cama, saboreando un rico helado que me había traído mi papá recomendado por el médico, miraba y admiraba, a través de la amplía ventana de mi cuarto, el bello jardín de mi casa. Era otoño, el sol me envolvía tibiamente, veía árboles semi desnudos desprotegidos de una suave brisa, un cielo con un degrade azul celeste y en el suelo un colchón de gran sinfonía de ocres. De pronto vi asomarse por la ventana un Marumito. Estaba asombrada y emocionada: era lo que siempre había deseado. Mi mamá entró en el cuarto, sonriente, me lo entregó y cuando lo tuve, la abracé con fuerzas, la mire, tan bella muñeca. Sueños de mi infancia echos realidad, gracias a mi amada madre.

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