Limón - Norma

Hola terricolas, soy Pikator, de un  planeta pequeñito más cercano a Saturno, que ustedes aún no conocen.
Estoy tratando de averiguar algo, porque normalmente todas las noches con el telescopio los miro cuando cenan, o toman un trago antes de cenar. En realidad los observo a menudo porque siempre pienso que ustedes tienen muchas cosas, que para nosotros son innecesarias. 
Llevan una vida muy agitada. Hay tránsito de autos chicos y autos grandes. Hay gusanos largos que corren más rápido y llevan más gente. Hay tantos negocios, casas y departamentos. Todo esto lo sé porque además en nuestras clases  nos enseñan sobre la actividad que ustedes desarrollan en la casa, en el trabajo y en todas partes. Son como los cohetes, van de un lado al otro.
Nosotros tenemos una organización distinta. Vivimos en edificios divididos de otra forma y equipados con elementos muy prácticos. No necesitamos hacer todo lo que ustedes hacen. Nos alimentamos con comidas  preparadas  que  directamente proviene de una extensión de la pared, y los líquidos vienen directamente de un surtidor. Tenemos varios surtidores de distintos gustos.
Yo veo que ustedes ponen los alimentos sobre una llama y los sacan de un gabinete donde los guardan durante varios días.
Mi planeta es grande pero no es sucio como el de ustedes. Nosotros somos muchos pero no estamos todos juntos, tenemos espacios entre unos y otros.
Les comento, tengo que hacer un trabajo y por ello me dirijo a alguno de ustedes para que me ayuden a prepararlo. Además de comunicarme, también puedo mandarles una foto, no soy tan distinto de ustedes. Y ustedes piensan que son  los únicos en el mundo.
El universo está lleno de terrícolas (los que viven en la Tierra), venusinos (los de Venus) y así cada uno. Pero nosotros tenemos un montón de cosas en común y otras no tanto.
Tengo que hacer un trabajo para la escuela y debo conocer un limón. ¿Me pueden decir qué es y cómo lo consigo?

Esta carta fue interceptada por uno de esos raros aparatos que pululan por el espacio y llego a mis manos rápidamente, no sé aún cómo. Lógicamente enseguida le contesté a Pikator. y le envié un mensaje que el leyó a través de su telescopio.
Ahora bien, ¿cómo le hacía llegar el limón  para que pudiera hacer su  trabajo y yo pudiera hacer el mio?
Gran dilema...
Pero no existía ningún problema. Parecía ser que ellos tenían comercialmente contactos con algún exportador que les hacía llegar el producto mas inverosímil del mundo en pocas horas. Tenían medios de transporte muy avanzados. Nosotros proveníamos de eras prehistóricas.
Usando el telescopio como medio de comunicación le mostré láminas del fantástico limón, con todas las características necesarias para  encargarlo en forma inmediata. Y así fue que tuvo en su poder una cantidad aproximada de 50 limones al día siguiente. 
Cuando comenzó a investigar, primero lo metió en un aparato que lo desintegró. Quedó hecho una mezcla de jugo, cáscara y semillas. Luego lo partió en dos partes y sacó el jugo. El tema es que en un momento tuvo como diez limones en diversas formas.
Estaba ocupado haciendo su trabajo, cuando llegó gente a su casa. Eran sus abuelos. Al verlo le preguntaron qué estaba haciendo con tantos limones. Pikator se sorprendió porque no sabía que lo conocían ya que en su planeta no había visto ni un solo ejemplar.
Primero su abuela le explicó que de donde ellos venían era muy común usarlo en la comida y en la repostería. Y para un sinfín de usos mas. Ellos venían de un país en donde había mucha gente que vivía estresada, con muchos autos y camiones, en ciudades no muy  limpias y con gente que a veces era muy fanática, como los jugadores de fútbol. Pero lo que más me sorprendió era que el país, de acuerdo a la traducción se llamaba Río Joven (River Juniors).  ¿Les recuerda algo este nombre?
Finalmente y con la ayuda de sus abuelos, él pudo sacar sus propias conclusiones.
Es una hermosa fruta, de un hermoso color, de una textura a veces suave, gruesa, indicada  para rallar, y de un sabor ácido pero que rebajado con los líquidos que salen de los surtidores les da mayor sabor. Además la agregó a la comida y le supo mas rica. La frotó por su piel y sintió su  perfume y la suavidad que deja.
Con este material realizó un trabajo muy bueno que hasta a su profesor sorprendió. Y a mí una gran moraleja me dejó: somos muy iguales en el fondo, solo necesitamos educación y una frase que siempre me impacta. “Si todos los hombres del mundo hicieran, quisieran, pudieran otro seria  el resultado final".

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