Aunque a veces me llevan de paseo afuera o a otro sector de la casa donde vivo, tengo un lugar reservado exclusivamente para mí. Soy fuerte, maciza, de color claro y brillante. Sin embargo, en ocasiones especiales, me visten con ropajes delicados, hermosas flores bordada, blancos y finos encajes o barcos y estrellas multicolores. Soy parte referente de la familia aunque silenciosa pero siempre punto de encuentro de largas charlas y reuniones. Estoy a toda hora con ellos. A la mañana temprano donde se habla de las novedades y se planea la jornada. Al mediodía solo acompaño a algunos pocos que comen algo y se van de nuevo pero a la tarde hay más actividad, desde juegos a actividades de todo tipo, con tijeras, papeles, hojas y pinturas. Todo acompañado con ricos manjares de la abuela. Cuando llega la noche nuevamente se reúne toda la familia. Están más tranquilos, un poco cansados, diría, pero felices disfrutando de una rica y calentita comida. ¡Qué alegría experimento al sentirme uno más junto a ellos!
[La mesa]
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