Objeto - Ma. Teresa

Me han vestido para provocar placer, aunque a veces el placer es mío, según las manos que me acarician. Tengo varios hermanos, que van y vienen por distintos sectores de la casa. Nada más lindo que jugar a la guerra o, simplemente, percibir el tibio apoyo de alguien, cuando me encuentro solo. He sabido escuchar secretos, risas y, algunas veces también, percibir la humedad del llanto silencioso. También el estrecho abrazo del que se siente solo o la furia desatada de un enojo. Son parte de mi existencia. No me quejo, ¿por qué habría de hacerlo? Si para todas esas cosas he de sentirme útil. A mis hermanos y a mí, no nos gusta que nos apilen en un rincón o nos apretujen uno al lado del otro. Sabemos que es el momento en que han de dejarnos solos, el interminable tiempo del frío y el silencio. Pero es lo que soy, lo que somos, para lo que fuimos creados. Somos muchos los que sentimos lo mismo.

[El almohadón]

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