Caminaba por la costanera, rodeado de frondosos árboles de una gran variedad de flores muy bellas. El sol brillaba, hacia más cálida la caminata. De pronto todo oscureció. Un golpe en la cabeza, de atrás, fuerte dolor, no veía nada. Voces que parecían pertenecer a caras suspendidas, sobre mí. Me desvanecí, no supe cuándo tiempo. Reaccioné y, boca arriba, gemí. Me toqué la cara, tenía una venda en los ojos, me la saqué, estaba tirado sobre un camastro de madera en un cuarto dos por uno, me dolía la cabeza. Aparecieron unas personas, con la cara cubierta. "Pibe" me dijo, "estamos pidiendo rescate a tu familia, hay que esperar", y desapareció. Miré alrededor, el techo de chapa y las paredes descascaradas.
El dolor cedió, me durmí profundamente. Abrí lo ojos, era tarde, el sol no tan cálido, las flores ya no eran tan brillantes, el sendero más aspero, el mar lejano, las olas pequeñas. Me llegó el aroma del mar, suspiré de felicidad, me abandoné. Después del golpe, el momento en que me levantaron del suelo, me desmayé o lo que fuera. Tuve la sensación de que un hueco me hubiera pasado a través de algo y hubiera recorrido una distancia inmensa. Cuando abrí los ojos, vi a dos hombres, enmascarados, enteraban en silencio, pensé "me van a matar"...
["La noche boca arriba", Julio Cortázar]
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