Su silla, su rincón favorito. Él decía que tenía una vista general de nosotros, de frente a mi madre ocinando, sentada en el suelo yo estudiando y a la derecha a mi hermano haciendo un resumen para la facu.
Era bravo el viejo. Recuerdo la vez que dejó atado a Juanjo, toda la noche, a la escalera que llevaba a la terraza. Mi hermano tenía 11 años. Le llevó años volver a dormir sin luz.
Después del cuarto ACV cambio su lugar en el mundo. Era mi papá y también un usurpador desconocido. La sombra del futuro que había decidido regresar. Hoy, dos años más tarde, tiene una vista panorámica de todo el mundo.
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