Recibí su llamado e inmediatamente me puse en movimiento para averiguar cómo y porqué. Fui hasta su casa, pregunté a conciencia. Nadie sabia nada, todas sus cosas estaban en su lugar. Simplemente había desaparecido.
No sabía cómo reaccionar... ¿Le habría pasado algo? ¿Se habría perdido? ¿O habría reaccionado, después de tantos años de lidiar con todos, de ser el paño de lágrimas de todos, de no sentirse querida sino usada como objeto, sin una muestra de cariño de ninguno de ellos?
Comencé a indagar por el barrio y cuando ya desistía, un niño me dijo que la vio subir, a la hora de la siesta, a un auto viejo de color azul. Comprendí todo, por fin se había decidido... había elegido a ese novio que nadie aceptó por distintos motivos, todos egoístas. Me sentí feliz y tranquila. Estaba peleando por su imposible. Se estaba jugando por ella.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario