Anagrama - Norma

Parece el nombre de un barco. Ese barco que partió una madrugada envuelto en neblinas, garúa fina y vientos cálidos. Aquel que se alejó raudamente, no queriendo ver que dejaba atrás: casas entre montañas; apenas una luz olvidada; nostalgia, el pecho cerrado, y un grito de adiós que no quería irse. Todavía anidaba algunos recuerdos y dolía dejarlos.  Ya se irían, con el tiempo muchas cosas se olvidan. Y otras se mantienen en un rincón del corazón.

El agua se movía muy rítmica, como las olas, como el vaivén impreso en cada movimiento del barco, meciendo a las personas que viajaban en busca de una nueva vida, una vida más feliz, una vida más nítida, que mostrara la esperanza, la alegría y un color más vibrante, más intrépido. Las proezas del migrante que traza sueños en el aire.

Rodeados por el celeste intenso del cielo y el incomensurable mar bravío, se defendieron del tedio, el hambre, el pensar mucho y el hacer casi nada. Sobrevivir, compartir, añorar, durante casi cuatro intensos meses de viaje.

Tiempo para hablar y contarse historias, penurias olvidadas y esperanzas de proyectos compartidos. Cuántos hermanos, primos, tíos habrán soñado junto a esas maderas olorosas, a esos lugares inmensos, casi ocultos, protegidos y confiados de llegar, para concretar sus anhelos.

Así partían, así viajaban y así lograban que su audacia cumpliera su objetivo.  Cuando ya estaban cerca, sus ojos se agrandaban y extendían hacia esa costa, ese puerto que los esperaba, para recibirlos con agrado a todos ellos, que simplemente se alegraban de haber podido cumplir con su sueño y abrazar estas tierras que durante tantos años habían sido su objetivo.

Y ahí comienza para cada uno, una historia distinta. qué bueno para recopilarlas y contarlas. Nerima se animó a personificarse en ese gran barco lleno de sueños y alegrías...


[Norma Iriarte / Nerima Rotié]


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