Mafalda acompañó mi crecimiento, desde adolescente a mujer. Aún hoy, sigo releyendo alguna de sus viñetas y sigue haciéndome pensar.
Cuando era muy jovencita me identificaba con el “odio a la sopa”. Un poco más tarde, con su “pelea” política y con alguno de sus personajes: me encantaban Felipe y Soledad.
Pero Quino fue más que Mafalda, era capaz de retratar con humor estereotipos absolutamente argentinos y que todos, en alguna ocasión, nos sintiéramos reflejados. Desde mi punto de vista, él junto a Fontanarrosa fueron dos genios que nos mostraron tal cual somos.
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