Los anteojos tan comunes en esta
vida tan ajetreada son muy importantes a partir de cierta edad. Al principio apenas
se dan cuenta y creen no necesitarlos, pero eso no los beneficia. Finalmente
los tienen que aceptar para leer todo tipo de escrituras, cuyas letras a
veces son tan chiquitas, porque las ediciones antiguas gozaban de una escritura
un poco más grande. Pero leer es muy importante para todos. Para dibujar y
preparar los trabajos de ilustración, para la edición de las fotografías, todas
las semanas, la elección final, el envío y todo lo demás. Estos para la
presbicia no son muy grandes, tienen un lindo tamaño para poder situarlos sobre
la nariz y mirar por arriba cuando es necesario. Las patillas son flexibles y
son de color gris metálicos. Los cristales no son cristales, son orgánicos, con
ciertos beneficios para que no rebote la luz de la computadora y la vista pueda
sentirse más descansada. Además, también con el uso del celular y la
computadora aumenta la necesidad de los espejuelos, como se suele decir en
literatura un poco antigua o bien usada por castellanos más puros. La
investigación constante para determinado seminario, meet y demás comunicaciones. Nos
quedó pendiente la Tablet que sirve de apoyo en lugares reducidos y también es
un aliciente para jugar, leer libros y tantas cosas más. Por lo tanto, los
anteojos para ver de cerca son indispensables para aquel que empieza con el
tema de la famosa presbicia.
No sé por qué, pero este objeto
humano debe ser chicato, porque si necesita usar anteojos, no quiero saber que
graduación, es una complicación más. El que debe manejar todo soy yo y me
adapto perfectamente a los cambios. En realidad el incordio es porque se
queja de que no ve bien los mensajes, que por favor le manden mails en
lugar de WhatsApp. Bueno, en realidad todo el día estuvo insoportable. Yo estoy
bien dispuesto a posarme sobre su nariz las veces que lo necesite, pero me
parece que es muy inquieto. En la reunión casi me baña con el agua mineral y
después perdió su agenda y su lapicera. Si no fuera por mí, no hubiera podido
cumplir con su trabajo. Con las reuniones online que hoy día tienen, Zoom o Meet,
debería tener otro par. Pero me sube a la nariz y me baja. Ya se le cayeron
tres veces de las manos, en la última reunión, para mí estaba harto de tanto
hablar. Ah... y cuando habla y no me retira de sus ojos, ve otra cosa
distinta, se enoja y vuelve a sus cabales cuando se da cuenta de su error. Me
parece que hace poco que necesita de mí, no se encuentra muy cómodo, la
carencia recién estrenada, no le sienta bien. Personalmente, creo que no le
gusta usar anteojos. Es cierto que las primeras veces siento que ciertas
personas me tratan suavemente, aceptándome como una salvación, pero otras, como
este buen señor, se siente a disgusto conmigo. Esperemos que con el tiempo me acepte,
porque, por ahora no tiene otro remedio. Todavía no lo pueden operar.
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