Lo inmediato: piernas largas e inquietas que movilizan mi andar rápido y aseguran mi baile desenfrenado. Enramados brazos que terminan floreciendo en manos gastadas y suaves de abrazos y caricias. Enarbola mi imagen una cara redonda y morena, con grandes ojos de miel enmarcados en una cascada de negros cabellos.
Lo que viene después lo dicen mis gestos, mi mirada suave o furiosa, mis silencios respetuosos o irónicos, mi lengua bondadosa o lapidaria, mi corazón humano o rencoroso, serena e inquieta, tozuda y competente. Mujer de batallas libradas, viajera incansable, lectora empedernida, madre amorosa, esposa enamorada. Mujer libre y orgullosa, justa, optimista, solidaria.
Todo eso es lo que viene tras mi imagen. Solo eso.
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