La vida ha sido conmigo tan generosa como complicada. Lo bueno es que voy haciendo balance y no me va tan mal.
Por eso elegí esta foto del mar, empecé a sentir noticias de los estragos de la pandemia mientras estaba disfrutando estos azules intensos y el agua calentita con plena conciencia de estar inmersa en una especie de paraíso que no dura mucho.
Entonces, para prolongar esta dicha, se me ocurrió tomar una lanchita bastante precaria e ir hasta un lugar mas lejano para hacer snorquel y ver peces de colores. Todo fue como estaba planeado, salvo que a la vuelta empezó a llover tipo diluvio y cuando quise bajar de la embarcación, que estaba toda mojada, resbalé, me caí y me hice varios rasguños y lastimaduras.
Esta foto la tomé al día siguiente, mientras mi marido seguía disfrutando del agua y yo, con vendas y algunos dolores, tomaba fotos para el recuerdo.
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