Un día en el inframundo - Dora

¿Por qué me pongo tan triste cuando pienso en aquellos días? ¿Será que añoro la felicidad pasada? Lo cierto es que en las siguientes semanas fui feliz. Me las pasé estudiando, como un imbécil, hasta sacar el curso mientras nos amamos como si nada más importara en el mundo.

¿O será por lo que descubrí más tarde, por la sombra que ese descubrimiento tardío arroja sobre aquellos días del pasado? ¿Por qué? ¿Por qué lo que fue hermoso, cuando miramos atrás, se nos vuelve quebradizo al saber que ocultaba verdades amargas? ¿Por qué se oscurece el recuerdo de unos años felices de matrimonio cuándo nos enteramos de que el otro tuvo un amante durante todo ese tiempo? ¿Acaso porque en semejante situación no se puede de ser feliz? ¡Y, sin embargo, éramos felices!

A veces un  final doloroso hace que el recuerdo traicione la felicidad pasada. A lo mejor es que la única felicidad verdadera es la que dura siempre. Porque sólo puede tener un final doloroso lo que ya era doloroso de por sí, aunque no fuéramos consientes de ello, aunque lo ignorásemos. Pero un dolor inconsistente e ignorado, ¿es dolor?

Pienso que hubiera sufrido menos si partiera a la tierra de los muertos... a mi gran dolor y tormento por el abandono.

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