Dónde podía erigirse un moderno edificio para albergar el Museo de la Constitución Nacional que no fuera en la ciudad de Santa Fe, si fue precisamente allí donde se la redactó por primera vez. El proyecto arquitectónico y su funcionamiento son de avanzada y fue inaugurado hace muy poco tiempo. Qué difícil es remitirse a esa época en la que la única forma de viajar era en vehículos de tracción a sangre de modo que los representantes de las provincias no viajaban horas sino, cuanto menos, semanas.
Por aquellos años Santa Fe no era una ciudad y sí apenas una gran aldea. No había oferta hotelera como la hay hoy, de modo que los viajeros eran alojados en casas de familias de buena voluntad. Las deliberaciones se extendieron a lo largo de seis interminables meses hasta que llegó el día en el que se completó la redacción de ese documento rector. Definitivamente fue un esfuerzo enorme sin contar el que significaría el viaje de regreso.
Afortunadamente, tuvieron su merecida recompensa porque un año antes un inmigrante italiano (Don Hermenegildo Merengo) había inaugurado su establecimiento que, dicho sea de paso, sigue funcionando hasta el día de hoy y después de 168 años. Es lógico pensar que durante las deliberaciones los acuerdos no fueron fáciles de alcanzar, pero sí cuando llegó el momento de elegir qué iban a llevar de regreso a sus respectivos lugares de origen. El consenso fue unánime: cajas que contenían alfajores Merengo. Como podría ser de otra forma si son los más ricos del mundo.
Afortunadamente, tuvieron su merecida recompensa porque un año antes un inmigrante italiano (Don Hermenegildo Merengo) había inaugurado su establecimiento que, dicho sea de paso, sigue funcionando hasta el día de hoy y después de 168 años. Es lógico pensar que durante las deliberaciones los acuerdos no fueron fáciles de alcanzar, pero sí cuando llegó el momento de elegir qué iban a llevar de regreso a sus respectivos lugares de origen. El consenso fue unánime: cajas que contenían alfajores Merengo. Como podría ser de otra forma si son los más ricos del mundo.
[Mi relato es una ficción basada en hechos reales. Hasta el día de hoy las cajas tienen una impresión que recuerda que los representantes de las Provincias regresaron con estos alfajores]
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