El crimen - Darío

En una ciudad llamada Xofogo vive un hombre que se llama Dyspoxo. Él es criminalista: investiga asesinatos de personas.

Un día, buscando pistas en la ciudad, se encontró con un bosque misterioso, que era mitad oscuro, mitad iluminado. La apariencia era la de un bosque normal, pero en este había una casa, lo cual era muy raro porque en los bosques generalmente no hay casas de ese estilo. Era como una mansión. Al ver esa enorme casa que le llamó la atención, decidió golpear la puerta, pero nadie le abrió. La puerta estaba abierta, sin llave, y al entrar la observó bien. Curiosamente, en una de sus habitaciones había una mancha de sangre, en otra, un grafiti que decía "yo estuve aquí". En las otras no había nada, al parecer eran normales. Al descubrir eso, comienzó a buscar huellas digitales. Además de analizar lo encontrado, al terminar no pudo descubrir a quien pertenecía la sangre de la mancha. Encontró huellas de personas en el piso y, al analizarlas, descubrió que eran de dos personas. Todavía no se sabía de quiénes se trataba. Entonces, decidió ir a un laboratorio para ver si podía descubrir ese misterio.

Al día siguiente, va al laboratorio. Al tener las herramientas necesarias y la persona necesaria pudo descubrir de quién era la sangre. A pesar de eso, no pudo saber quien había hecho la mancha y tuvo que investigar más a fondo.

Un mes después, luego de investigar a fondo, pudo descubrir quién hizo la mancha. Al saber eso, investigó para ver dónde encontrar a la persona que la había hecho. Para eso, necesitaba ayuda de la policía y va por la ayuda. Al llegar, uno de la comisaria buscó la información de las personas, pero no encuentra a ninguna de las dos, porque uno de ellos se había mudado, el otro no se sabía si había sobrevivido, probablemente estaría en uno de los hospitales siendo que era el herido en la habitación de la mansión del bosque.

Dos días después, al averiguar en cada hospital de la ciudad, finalmente lo encuentran. Por suerte estaba vivo a pesar de la herida. Al verlo, le preguntan si el hombre que lo hirió fue el que habían descubierto. Él les dice que no sabe el nombre pero que si lo ve en una foto, lo identificará. Un rato más tarde le traen una foto, se la muestran y afirma que es ese de la foto que lo hizo.

Inmediatamente le piden a los policías que empiecen a buscarlo por todos lados y dos meses después lo encuentran, lo arrestan y es condenado a 10 años de prisión por herir de gravedad. Tenía otros antecedentes también y pruebas que lo hacían protagonista del hecho. Además, él mismo confesó que escribió el grafiti.

Seis días después, se enteran de que le dieron el alta al herido de gravedad, que está sano y salvo, incluso ahora volvió a su casa con sus familiares. 

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