El perro - Osvaldo

Julieta

Una tarde, caminando por la vereda del Colegio Sagrado Corazón, nos miramos por primera vez. Estabas debajo de un pino junto a tu hijita que, días después, me contaron que un colectivo... Esa tarde yo te dije "viví ahí en frente, si querés. Vení". 

Pasaron varios días y no te vi más, pero una noche salí a la puerta y estabas sentada y nos volvimos a mirar. Sin dudarlo, te alcé  y te llevé  a mi departamento. Te di un baño largo y te sequé muy bien, te di agua comida y te llamé Julieta. Al otro día fuimos al veterinario a darte vacunas y él, después de revisarte,  dijo "no, mejor esperemos". 

Pasaron unas semanas y yo dije "¿vieron? ¡¡Esta más gordita!! Claro, come bien y llena de mimos". Te llevé a otro veterinario y después de revisarte dijo "sí, entre mañana o pasado nacerán tres". Quedé sin habla. Y nacieron tan hermosos como vos. Con el tiempo tres amigos los adoptaron y vos, mi dulce Julieta, pasaste a dormir en la cana con nosotros y fueron muchos años de alegrías, mimos, lengüetazos, largos paseos y, ¿por qué no?, grandes charlas. Cada uno en su idioma, pero nos entendíamos. 

Un día enfermaste y tu doctor dijo nuevamente dos o tres días. Y al cuarto día por la noche, mientras yo te hacía un mimo, vos pusiste  tu carita en la palma de mi mano, la apretaste fuerte y cerraste tus ojitos. Lloré mucho,  pasó  tiempo y llegó Zeus: inquieto, ladrador, demandante muy besuquero. Y todo eso me puede, lo amo tanto, pero vos, Juli, estás en tu lugar en mi CORAZÓN, del que nunca saldrás, ya que los corazones tienen muchos lugares para albergar amores, como los que solo ustedes saben dar.  ❤

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Reflexión final - Fabiana

Este año viví, y creo que no fui la única, todos los estados de ánimo. Tuve días de alegría, de esperanza, de paz, pero fueron muchos los qu...