La tristeza que produce contemplar un edificio en el que no hay ninguna flor que adorne su fachada es una pesada realidad. ¿Por qué niegan la presencia de la belleza, la hermosura en sus balcones? La tristeza de la piedra, la falta de presencia de personas alegres....
Los inquilinos de la casas quisieran tener al alcance de sus manos una pequeña copia de jardín. Es fácil adivinar quién no es capaz de apreciar la belleza de una pequeña flor. Tampoco podrá aspirar a gozar de cosas superiores y bellas en un grado máximo, cómo la música, la poesía y el amor.
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