Instrucciones de uso - Emiliano

En algunos lugares (al menos lo escuché decir), el que pretende tener éxito depende en mucho de mí y de manera especial el que presume de "milonguero". Por más elegantes figuras que exhiba y excelente compañera que lo ayude, puede que la gente repare más en mí, especialmente si son de cabritilla. Yo soy para el bailarín de tango, sino todo, buena parte de su lucimiento. ¿Qué hubiera sido de José Monteleone (Pepito Avellaneda) de no haber metido sus pies dentro mío? Lo acompañé en todas sus giras y, a pesar de que el paso del tiempo acusaba un razonable desgaste, aumentaba su docilidad al punto de que yo sabía qué paso tiraría Pepito antes de que él mismo tomara la decisión. Lo ayudé mucho y el me lo agradeció mucho cuidándome celosamente, cómo se lo hace con algo muy querido. Cuando Pepito murió y yo volví a la caja con ese brillo encandilante al que me tenía acostumbrado, nunca más permití que alguien osara meter sus pies dentro mío. Se lo había prometido a Pepito y cumplí la palabra empeñada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Reflexión final - Fabiana

Este año viví, y creo que no fui la única, todos los estados de ánimo. Tuve días de alegría, de esperanza, de paz, pero fueron muchos los qu...