Sentido de la orientación - Dora

Había una vez una joven llamada Marina, que lloraba junto a una inmensa hiedra. La planta cubría por entero la pared de una casa cuyo dueño era un misterioso anciano. Una noche, el anciano escuchó llorar a la joven y salió de la casa a ver qué le ocurría. Marina le dijo que lloraba porque estaba perdida y tenía frío. Entonces, el anciano desprendió con cuidado la hiedra que cubría la pared y pronunció unas palabras. Al instante, la planta se convirtió en un precioso abrigo vegetal. Luego, el hombre atrapó una luciérnaga y la puso en la mano de la joven para que alumbrará el camino de regreso a su casa.


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