Colores claros, difusos. Dos planos. En el primero, una habitación donde una mujer observa ensimismada el otro. Allí, agua moviéndose suavemente y, en la orilla, una ciudad donde se adivina el movimiento. Ella, quieta, distendida, de espaldas, apoyada sobre el alféizar. Se le adivinan sus formas a través de las pinceladas certeras.
Todo es paz.

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