El regalo - Ma. Teresa

Regalo inusual 

En uno de mis viajes, llegué a China, ciudad milenaria, con una misión muy especial. En mi último cumpleaños, había recibido un regalo inusual: una pequeña caja, con un hilo rojo en su interior. Traté de averiguar quién había enviado dicha caja. Comencé a indagar entre mis amigos más cercanos y ninguno de ellos dijo haber sido. 

Luego de unos días, por debajo de la puerta, alguien dejó una nota anónima. En ella me explicaban que ese hilo rojo haría que, en algún lugar del mundo, encontrara la otra punta del hilo rojo que me habían regalado, y que quien la poseía era mi alma gemela, según cuenta una legendaria leyenda china. Si bien soy bastante escéptico, en cuanto a lo que estas leyendas narran, viajo mucho, de ahí que haya elegido viajar a China en esta oportunidad. Recorrí la muralla y otros sitios mágicamente bellos. También visité a un viejo monje, considerado un hombre sabio y le comenté lo de mi inusual regalo. Sonrió y comentó que mi alma gemela podría estar en cualquier lugar del planeta y, también, que quizás nunca la encuentre, pero que no deje de buscarla, si en realidad creía en dicha leyenda. La magia siempre está donde nadie la puede ver- me dijo. Se despidió con una amable reverencia y se alejó, dejándome con un montón de preguntas en mi interior. Continúe viajando, visitando lugares antes impensados. "¿Sera hoy?", me preguntaba cada día. Lo mío ya era una obsesión: quería, debía encontrar a mi alma gemela, de lo contrario, quizás nunca volvería a disfrutar de lo que más me gusta, conocer el mundo, y no quería seguir haciéndolo solo.

Mientras me encontraba recorriendo La India, llegué a un lugar muy, muy pobre. En las calles las mujeres y niños se encontraban sentados en el piso, exhibiendo sus artesanías sobre mantas muy coloridas. Hermosos trabajos, realizados con extrema habilidad y dedicación, de lo obtenido de su venta dependía su sustento diario. Al atardecer, recogían sus cosas y se retiraban por senderos angostos, hacia sus humildes viviendas. Yo los seguía desde lejos, para no incomodarlos. Observaba como se sentaban alrededor del fuego, donde un gran plato cocinaba lo que cada uno aportaba y compartían alegremente ese único alimento. Luego, antes de que el fuego se apague, unían sus manos y mirando al suelo respetuosamente, daban gracias. Una noche en que me sentía muy cansado, me quede dormido, muy cerca de esos enormes gazebos comunitarios, donde descansaban. Al despertar un pequeño niño me observaba en cuclillas. Le sonreí, el hizo lo mismo, luego tomo mi mano y me llevo hacia el lugar donde una mujer, tal vez su madre, me invito a sentarme y compartir su desayuno, acepte. Luego agradecí y me retiré con respeto. Mi vuelo de regreso partía en una hora, jamás lo alcanzaría, resignado arribe al hotel, me di una ducha y baje a desayunar. Busque un lugar donde servían platos típicos e ingrese. Mientras comía, niños y mujeres recorrían las mesas pidiendo limosnas. Una mujer de rasgos muy bellos se acercó a mi mesa, busqué en mi billetera y le ofrecí ayuda, me hizo una reverencia en señal de agradecimiento, saco de su bolsa una caja y allí guardo el dinero. Al rato, recordé que aquella caja, era igual a la que alguien me había regalado. Había encontrado a mi alma gemela y la deje partir. Hace meses, que recorro las calles de La India, quizás la vuelva a ver o nunca más. Decidí, dejar de viajar e instalarme definitivamente en este pobre país. No sé si algún día volvería a ver a aquella mujer de hermosos rasgos. Pero lo que si sabía era que había encontrado mi lugar en el mundo. Siempre llevo conmigo la caja con el hilo rojo, entendí por fin su significado. Nunca más me sentiría solo.


El regalo - Claudia

Nació sin madre y su padre nunca estuvo cerca, aun así heredaría un imperio, que no le interesaba. Quiso cambiar su destino empezando en el seminario. Tenía una vida tranquila, amable. 

Estaba emocionado, ansioso, era su cumpleaños y su ordenación sacerdotal en la misa de las 20 horas. 

De pronto, llego la noche y su padre le dijo con voz ronca y estrepitosa.

—Feliz cumpleaños.

Y le regalo el infierno.


El regalo - Dora

A mí eso me estuvo pasando toda la vida. Recuerdo gracias a una vecina, que cada año me regalaba lo mismo: por Reyes, un par de zoquetes o un pañuelo, seguramente porque era más económico. Me eran útiles.

Al verme cara de desilusión, mi madre me decía: “Lo que tenés que hacer es darle la gracias y decirle que justo era lo que esperabas”.

Pero el caso es que yo esperaba otra cosa: un conjunto de fútbol o una camiseta de mi equipo preferido. Creía que iba a ser un jugador de fútbol famoso.

Así que nunca tuve aquel conjunto, que era lo que más esperaba. O sea que los regalos son un poco como lo trenes de las canciones: o lo tomas cuando toca o pasan de largo y no vuelven.


El regalo - Osvaldo

Para los docentes, los regalos inesperados de nuestros alumnos son lo más. Fabiana me recordó que un día cualquiera un alumno de primer año contable traía un anillo en uno de sus dedos y yo no se lo vi y le dije “¡Qué bonito!” e instantáneamente se lo sacó y me dijo: "Profe, es suyo”. Le contesté “no, hijo, es tu anillo” y el me respondió “yo lo compré para Ud. y no me atrevía, ya hace días que lo tengo pero ahora que sé que le gusta, por favor, profe, acéptelo". Pasaron tantos años de esto, pero el anillo sigue en mi dedo. Jamás me atrevería a dejar de usarlo. Eso hace que todos los días recuerde ese momento y esa carita de felicidad. Mi querido alumno, te recuerdo con mucho amor, como a todos, pero ese detalle hace que siempre estés muy presente  y yo sé que vos lo sabés.

El regalo - Fabiana

Sentada frente a mí jardín, cierro los ojos despacio, pienso en regalos "inusuales' y, de pronto, surgen espirales que giran, días y noches, de un tiempo infinito que crece del centro hacia afuera cíclicamente.

Respiro mientras mí cuerpo se mueve al ritmo de las olas, no sé si porque lo amo o lo extraño, pero apareció en mi mente el Mar. Imagino el agua acariciando con suavidad mis brazos, acunando mí espalda y poco a poco besando mí rostro. Sueño con la luz del sol reflejarse,  con el sonido de las olas, oigo el movimiento de los peces.

Me veo de niña junto a mí padre, en la orilla juntando caracoles, almejas y construyendo castillos de sueños. Siento la espuma, la paz que me genera tanta inmensidad. De pronto, abro los ojos y lo veo allí junto a mis cactus, ese regalo "inusual" que yo llamaría " especial".

Durante varios años de mi vida, me tocó la maravillosa tarea de enseñar a leer y escribir. Grupos de niños de seis años que descubrían las letras y componían palabra. No me siento capaz de transmitir la emoción que se siente cuando ocurre el milagro.

En uno de esos tantos grupos hubo una pequeña con bucles rubios y ojos grandes a la que apodé Sara Kay, porque se parecía mucho a unas muñequitas que yo coleccionaba cuando era niña. Mi alumnita se llama Yohana. Un día del maestro los chicos me entregaban regalos y ella se acercó, tímida, pero con ojitos llenos de amor y ternura y me dio un regalo "inusual”: un caracol de mar con su nombre.

Pasaron los años y gracias a las redes apareció en mi computadora un mensaje dulce, cariñoso, lleno de palabras que me acariciaron el alma... Era Yohana. Inmediatamente fui a mí jardín, allí al lado de mis cactus saqué la foto de ese caracol y se la mandé.

No creo que Yohana imaginara con sus seis añitos lo que significó su regalo. Ese caracol fue para mí una cajita cargada de música de mar, de arenas, de espuma, de paz, de poesías de Neruda, de Alberti, de Storni, de Rubén Darío. Ese caracol, ese regalo "inusual", fue para mí un cofre repleto de tesoros que no se compran y que hoy está lleno de recuerdos.


El regalo - Emiliano

Frente a esta nueva consigna y ausencia de inspiración alguna me aferré a la palabra "inusual" y busqué sinónimos: desusado, desacostumbrado, inhabitual, inusitado, insólito y raro. Me quedé con insólito. Con mi consuegro solemos hacernos regalos en ocasión de nuestros cumpleaños y recuerdo algunos de ellos. Aficionado como es él a los asados alguna vez le regalé un cuchillo artesanal y al año siguiente una chaira para asentar el filo. Tiempo después busqué e imprimí la historia de San Norberto (que así se llama). A todo esto él no fue conmigo menos atento; una hermosa lapicera, un llavero y un libro titulado El arte de envejecer que fue para mí útil para mi crecimiento personal. El año pasado en ocasión de mi cumpleaños se molestó hasta mi casa con un paquete finamente envuelto y conteniendo un pequeño almohadón. Me resultó insólito pero lo agradecí con todo cariño. Por aquel tiempo yo era muy requerido por aplicar un plan de ejercicios para aliviar los dolores de espalda, cuello y cintura con gran suceso y me valía de un aislador, una banqueta y un almohadón que resultó ser el del regalo. Tuve muchos "pacientes" y gané buena plata pero nunca se lo confesé; me pareció de mal gusto.

El regalo - Silvia

Hola a todos aquí vengo
Les cuento una triste historia
Le suele pasar al pobre
Y sobre todo al abombado
Te invitan a un cumpleaños
No tenís ni p´al regalo
Con los cupones de promos
Quiensabe che la zafamo…
Así pensó mi cuñado
Y en su afán por ligar chupi
Ni pensó a qué fiesta iba y
se mandó con lo barato
¡Ay! Qué hago con la buclera
Cumplía años el “Pelado“
¡Compadre! ¡Vaya sorpresa,
el regalo inesperado!

Anagrama - Lilian

Por fin se sentía querida, por fin tenía a quien querer amorosamente y sin reparos. Ese bebé recién nacido le había completado el ciclo de buenaventura. Ya en la panza era una promesa de amor.

Lina era una criatura de 14 años, que andaba sola por caminos complicados, compartiendo refugios, hogares sustitutos, pobreza y marginalidad. Cuando el Pibe, sólo un poco más grande, había abusado de ella y se lo contó a la Jesi, ella le había dicho que si “quedaba”, lo dejara vivir:  era lo único que ellas podían tener, lo que nadie les iba a quitar.

Lo pensó y esperó al mes siguiente y al otro y al otro, porque no tenía períodos muy regulares, capaz porque tampoco comía bien, y mientras, siguió estando con el Pibe total qué iba a pasar… Cuando se confirmó la noticia, el Pibe y su banda la empezaron a tratar mejor. Si les daban o encontraban mejor comida la primera en probarla era ella, tenía el lugar mejor para dormir, si hasta le empezaron a buscar un catre, así que cuando encontraron un cajón forrado con un lindo papel de colores, lo limpiaron y se lo dieron para cuna.

Siempre había pensado que Jaunnalis era un apellido difícil, muchas veces le decían Linajota y listo, pero ahora el chiquito iba a llevar su apellido y a saber quién era su mamá, iba a buscar la forma de criarlo aunque fuera sola. La Jesi ya le había advertido que el Pibe y su banda seguro la abandonarían, que lo bueno era aprovechar el tiempo del embarazo. Y se cumplió, ni a conocerlo habían ido.

Le habían hablado de un lugar que era una especie de hogar, que podían cuidar a los chicos durante el día. Pero tenía que encontrar trabajo con 14 años y confiar que no le hicieran algún cuento y le quitaran a su hijo. Mirando la carita del pequeño imaginaba cada tarde regresando a buscarlo y también pensaba: ¿Dónde estará mi madre? ¿Quien sería mi papá?

Tenía que decidir el nombre, porque apellido ya tenía.

Yo, Lilian San Juan, me pregunto cuántas Linas Jaunnalis nos habremos cruzado por la vida sin darnos cuenta. Qué difícil situación la de estas nenas. ¿Cómo se sale de eso?

[Lilian San Juan - Lina Jaunnalis]


Anagrama - Claudia

Cuando llegue a la india me sorprendió la cantidad de gente que llenaba las calles, su pobreza, la falta de cuidados higiénicos, sus enormes templos y ella. Montaba un rulo de melancolía, entre pabellones alegres y sonrisas degolladas, me pidió que la llevara, que la amara, a cambio me regalaría un secreto.

Juntos recorrimos un demencial verano, el invierno psicótico, el Taj Mahal, el Fuerte Rojo de Agra, el Templo del Sol de Súria, el turbado Ganges con todos sus mitos reales y la vesania del Kamasutra en mi habitación de hotel. Nos perdimos en las pausas de conciencia y en desniveles sin sentido, en la lluvia paranoica, en la primavera trastornada y la insania del otoño.

Hace casi un año q regrese a mi casa, mi trabajo, mi vida pero guardo el secreto. Tenía acero en los ojos, la tez morena, olía a carda momo y menta. Se llamaba Diargin Claugi y fue mi Dia.

[Claudia Gigirin / Diargin Claugi]

Anagrama - Silvia

Fue siempre un tipo común. Le costaba poder reconocerse en el espejo; mucho más pensar una descripción de sí mismo en palabras. Todavía no sabía bien -cuando pensaba- si lo hacía en serbocroata o en español. Quién sabe por eso elegía casi siempre el silencio… para no tener que precisar si estaba en casa o en la escuela o en la calle y no tener que esforzarse en ubicar el sentido correcto del “translate” de serbocroata a español (y viceversa). 

Esa gimnasia que la había adquirido allá, cuando al natural desafío de la adquisición de la oralidad por la que atraviesan miles y millones de niños cada día en todo el mundo cuando pasan del primero al segundo o tercer año de sus vidas, en su caso debió añadir la alternancia del bosnio materno en gorjeos y tonalidades a veces dulces, a veces tristes y el serbocroata, el que siempre uniformaba, con el que era uno más entre todos.

Si, en una forzada síntesis binaria, se pudieran extraer dos imágenes de su paisaje natal, podría decirse que él trajo consigo la monocromía de los bloques híbridos de edificios donde creció, dejando atrás los sonidos y el brillo de cascada del bosque prístino que ahora sólo ve en sueños.

Es así, Tito nunca destacó. No es que se lo hubiera propuesto; ni siquiera se planteó tal cuestión en ninguna de las lenguas que supo articular. Así se fue dando su vida.

Hoy todas las radios y diarios hablan de él. Resultó ser un supercontagiador y su notablemente alta carga viral desencadenó una disparada de casos en la provincia donde vive. Nunca había destacado en nada y ahora está conectado a un respirador, sin saber nada de esto.

[ Silvia Sorichetti - Tito Isvilaresich]


Anagrama - Ma. Teresa

Familia anagramada

La familia Megoz había llegado al pueblo de Huapeja, para instalarse en su nueva saca. Era un ñueso altamente anhelado. Areste, la mama; Volados, el jefe de familia; los hijos, Ajuna y Lenida, la abuela Jalunia y la mascota chapon. Todos batancan de alegría y el ropre badrala sin parar. Comenzaba una nueva patea en su idva y pensaban aprovecharla al máximo. 
La idea era instalar un ciomerco, tal ver un necamal. El problema era su manera de harbla, no era muy fácil, que la tegen los entienda. Por eso pensaban, contratar a un tenaduya. Todo estaba listo, el nemacal abriría sus puertas al público, el día de mañana. El tenaduya se llamaba Juan, cruronza los dedos y abrieron las taspuer. Más o menos en una hora, el merpri teclien ingreso.
Buepo nopos dipi apas, enpe quepe lopo lopo puepedopo apayupu darpa.
La familia Megoz cerró las taspuer del necamel, ese mismo día. Se dedicaron a cultivar verduras y hacerse pasar por mudos.

Cualquier problema, con la lectura. Corre por cuenta del lector.

[María Teresa – Amira Areste]

Anagrama - Dora

Ador en el muelle
En la noche del dolor
Que han perdido el corazón
Amarrados al recuerdo,
Yo sigo esperando.

De ese amor, para siempre, me vas alejando.

Nunca más la vi
Nunca más su voz
Nunca más volvió.

Sueña marinero
Bebé tus nostalgia,
Llueve en el puerto
Llueve lentamente
Sobre su desolación.

Triste caravana sin destino, ni ilusión, como un barco preso, en la botella de figón.

[Dora San Miguel / Ador Manguels]

Anagrama - Norma

Parece el nombre de un barco. Ese barco que partió una madrugada envuelto en neblinas, garúa fina y vientos cálidos. Aquel que se alejó raudamente, no queriendo ver que dejaba atrás: casas entre montañas; apenas una luz olvidada; nostalgia, el pecho cerrado, y un grito de adiós que no quería irse. Todavía anidaba algunos recuerdos y dolía dejarlos.  Ya se irían, con el tiempo muchas cosas se olvidan. Y otras se mantienen en un rincón del corazón.

El agua se movía muy rítmica, como las olas, como el vaivén impreso en cada movimiento del barco, meciendo a las personas que viajaban en busca de una nueva vida, una vida más feliz, una vida más nítida, que mostrara la esperanza, la alegría y un color más vibrante, más intrépido. Las proezas del migrante que traza sueños en el aire.

Rodeados por el celeste intenso del cielo y el incomensurable mar bravío, se defendieron del tedio, el hambre, el pensar mucho y el hacer casi nada. Sobrevivir, compartir, añorar, durante casi cuatro intensos meses de viaje.

Tiempo para hablar y contarse historias, penurias olvidadas y esperanzas de proyectos compartidos. Cuántos hermanos, primos, tíos habrán soñado junto a esas maderas olorosas, a esos lugares inmensos, casi ocultos, protegidos y confiados de llegar, para concretar sus anhelos.

Así partían, así viajaban y así lograban que su audacia cumpliera su objetivo.  Cuando ya estaban cerca, sus ojos se agrandaban y extendían hacia esa costa, ese puerto que los esperaba, para recibirlos con agrado a todos ellos, que simplemente se alegraban de haber podido cumplir con su sueño y abrazar estas tierras que durante tantos años habían sido su objetivo.

Y ahí comienza para cada uno, una historia distinta. qué bueno para recopilarlas y contarlas. Nerima se animó a personificarse en ese gran barco lleno de sueños y alegrías...


[Norma Iriarte / Nerima Rotié]


Anagrama - Emiliano

Cuando nació el primer hijo del matrimonio Guldéz, surgió el conflicto de siempre: “¿Qué nombre le ponemos?”. Ambos padres, dueños de una muy fuerte personalidad, no estaban decididos a renunciar a sus pretensiones. Afortunadamente llegaron a un acuerdo. El padre, muy aficionado al Turf, quiso homenajear al que fuera el más grande jockey de la historia, Leguizamo, y su esposa no opuso resistencia cuando lo bautizó Irineo. Y la madre, aun siendo mujer, pero muy futbolera hizo lo propio con Kempes, quien fuera goleador del equipo campeón del mundo en el año 1978, y no halló resistencia a la hora de ponerle Mario. 

El chico salió bueno y particularmente dócil y deseoso de complacer a sus padres que querían verlo triunfar en ese tipo de actividades sin la consabida precaución de preguntarle acerca de sus gustos personales. Irineo Mario ya a los quince años medía 1.80 y pesaba 82 kilos, razón más que suficiente para que su padre desistiera de sus pretensiones. Y en el Fútbol carecía en lo absoluto de las más mínimas aptitudes, de modo tal que su mamá desistió resignadamente a su proyecto. 

En la actualidad Irineo Mario Guldéz es el primer violín de la Orquesta Filarmónica de Salta y los padres están orgullosos de él.


[Emiliano Rodríguez / Irineo Mario Guldéz]


Anagrama - Fabiana

Analía Falbero fue mi madre. Nació en Lanús, hija de italianos, y pasó su niñez en un conventillo. No sé si será la vida, los astros o el destino, pero su infancia dura la hizo una mujer fuerte, imponente y de un carácter sumamente difícil.

Conoció a mi padre en un baile de Carnaval, se casaron un 29 de febrero y vivieron juntos, a pesar de ser el día y la noche, durante 57 años.

Recuerdo que nos levantaba temprano, nos preparaba el desayuno y se sentaba al lado nuestro para ayudarnos en las tareas o tomarnos las lecciones. En los primeros años de escuela, la creía sabia, después supe que solo había cursado hasta 3 °.

Nos almidonada el guardapolvo y sus comidas eran simples, pero las mejores, heredadas de mí Nona y que ahora yo se las preparo a mis hijos. Todas las noches se sentaba en nuestras camas y nos escuchaba a mi hermano y a mí contar nuestras anécdotas del día. A veces nos leía poesías que aún recuerdo de memoria.

Mi madre fluctuaba entre la mujer alegre y cariñosa y la depresiva y a veces hiriente con sus palabras. 

Me gustaba pararme a su lado para verla teñirse y maquillarse. En una época en que las mujeres solían ir de batón, ella usaba pantalones y hasta calzas. Sé que hubo largas épocas difíciles en que no gastaba nada para ella, todo era para nosotros.

Era mandona, peleadora, quizá porque la vida la obligó a luchar. Creo que se dedicó demasiado a nosotros y se olvidó de vivir. No tenía amigas ni vida social y sé que eso la fue secando por dentro y sin querer entristeció a su entorno. En su vejez empezó a olvidar, confundir, pero hasta el final siguió dándonos órdenes y mandoneándonos, sobre todo a mí papá.

Mi madre marcó a fuego mí vida. Ahora que soy mamá empiezo a entender muchas cosas. Entre todo lo que me decía, repetía con la intención de ofenderme: "Vos sos igual a tu padre", a lo que yo respondía: “¡Gracias a Dios!”, y la hacía reír...

Me parece increíble estar diciendo esto, pero... ¡Te extraño, vieja!


[Fabiana Gallero / Analía Falbero]


Instrucciones de uso - Dora

Los primeros antecedentes de la radio datan del siglo XIX, con invención de la pila volcánica. Sin embargo, fue Marconi, quien con sus conocimientos, permitió que las señales sonoras pudieran propagarse hasta 20 km, un gran logro para la evolución de este medio, LA RADIO. 

Soy una radio portátil, tengo algunos años, estoy bastante maltrecha, varios magullones y parches, por varias caídas. Ella me tiene de la sala al comedor, en la noche duerme conmigo.

Se que me necesita, pero me aburro, siempre en el mismo dial, muy interesante, aparezco a veces debajo de la almohada y a veces a la madrugada, debajo de ella, jajaja. Yo creo que las dos nos necesitamos mutuamente.

 

Instrucciones de uso - Osvaldo

No hay mayor sabiduría que reconocer que esta tarea que me toca hacer, mientras no aparezca otra cosa en mi camino, es la mejor que realizo. Y ya que es lo que me toca hacer ahora y desde hace miles de años, trato de vivirla con todas mis energías y mis ganas, sin pensar en otras cosas que podría realizar, que de hecho las realizo, pero muy de tanto en tanto.

No hay trabajo que no tenga importancia. Toda tarea que deje satisfechos a nuestros dueños es digna e importante y yo la asumo con aplicada excelencia, claro que con mucha ayuda del humano, y bueno si alguien está llamado a ser ESCOBA debe barrer.

Miguel Ángel pintaba, Beethoven componía música o como Shakespeare que escribía versos. Por eso yo debo barrer las casas y las calles muy bien para que todos los habitantes de la tierra humanos se entienden se detengan a decir, “AQUÍ HAY UNA BUENA ESCOBA, QUE CUMPLE VON SU TRABAJO”.

Yo pienso como escoba pero mendigo las tareas sencillas y cotidianas sin tener realmente responsabilidades simples. Pero ser fieles a nuestros humanos cada día es muy importante, ya que este sencillo deber que realizo todos los días con mucho amor me valoriza y me pone orgullosa. Sin más que comentar, se despide su amiga LA ESCOBA, ESPOSA DEL ESCOBILLON Y MADRE DE LA ESCOBILLA.

 


Instrucciones de uso - Giselle

PERSPECTIVA DE UN FARSANTE

A veces me siento una farsa, parezco un lápiz pero no lo soy, no tengo grafito ni un espectacular físico de madera. Me siento vacío e inseguro, mi punta se gasta pero no dejo rastros en una hoja. He escuchado más de una vez que soy la escoria misma, estoy sepultando a la era de lo analógico, lo tradicional.

Mi fiel compañero es igual de farsante que yo, siento una complicidad culposa con él. Nos encontramos frente a frente muy seguido y no hacen falta palabras para entendernos. Cuando nos tocamos sabemos que no es lo mismo, que ni yo estoy desprendiendo el grafito en él, ni el esta brindándome su porosidad para crear algo nuevo y espectacular. Nos entendemos pero no nos queremos.

Nuestra existencia se ve en crisis más de una vez, sabemos que depende de una simple conexión USB, lo único que nos da el propósito de seguir, son esas suaves manos que nos recorren tan seguido. Si no fuera por ellas nada de esto tendría sentido.

Instrucciones de uso - Giselle

TABLETA GRÁFICA

Artefacto que se conecta con un cable USB a una notebook o PC de escritorio. Base plateada táctil con áreas delimitadas para poder utilizar el lápiz inalámbrico y comandos manuales. Sobre su izquierda presenta unos botones negros de textura áspera, los cuales pueden ser configurados a gusto del usuario para realizar distintos tipos de tareas.

Por último, cuenta con un ligero lápiz negro, que al entrar en contacto con la base, interpreta los movimientos como trazos de lápiz o pincel en la computadora. Tiene dos botones en su parte superior que cumple la funcionalidad del mouse.

Instrucciones de uso - Norma

Los anteojos tan comunes en esta vida tan ajetreada son muy importantes a partir de cierta edad. Al principio apenas se dan cuenta y creen no necesitarlos, pero eso no los beneficia. Finalmente los tienen que aceptar para leer todo tipo de escrituras, cuyas letras a veces son tan chiquitas, porque las ediciones antiguas gozaban de una escritura un poco más grande. Pero leer es muy importante para todos. Para dibujar y preparar los trabajos de ilustración, para la edición de las fotografías, todas las semanas, la elección final, el envío y todo lo demás. Estos para la presbicia no son muy grandes, tienen un lindo tamaño para poder situarlos sobre la nariz y mirar por arriba cuando es necesario. Las patillas son flexibles y son de color gris metálicos. Los cristales no son cristales, son orgánicos, con ciertos beneficios para que no rebote la luz de la computadora y la vista pueda sentirse más descansada. Además, también con el uso del celular y la computadora aumenta la necesidad de los espejuelos, como se suele decir en literatura un poco antigua o bien usada por castellanos más puros. La investigación constante para determinado seminario, meet y demás comunicaciones. Nos quedó pendiente la Tablet que sirve de apoyo en lugares reducidos y también es un aliciente para jugar, leer libros y tantas cosas más. Por lo tanto, los anteojos para ver de cerca son indispensables para aquel que empieza con el tema de la famosa presbicia.
No sé por qué, pero este objeto humano debe ser chicato, porque si necesita usar anteojos, no quiero saber que graduación, es una complicación más. El que debe manejar todo soy yo y me adapto perfectamente a los cambios. En realidad el incordio es porque se queja de que no ve bien los mensajes, que por favor le manden mails en lugar de WhatsApp. Bueno, en realidad todo el día estuvo insoportable. Yo estoy bien dispuesto a posarme sobre su nariz las veces que lo necesite, pero me parece que es muy inquieto. En la reunión casi me baña con el agua mineral y después perdió su agenda y su lapicera. Si no fuera por mí, no hubiera podido cumplir con su trabajo. Con las reuniones online que hoy día tienen, Zoom o Meet, debería tener otro par. Pero me sube a la nariz y me baja. Ya se le cayeron tres veces de las manos, en la última reunión, para mí estaba harto de tanto hablar. Ah... y cuando habla y no me retira de sus ojos, ve otra cosa distinta, se enoja y vuelve a sus cabales cuando se da cuenta de su error. Me parece que hace poco que necesita de mí, no se encuentra muy cómodo, la carencia recién estrenada, no le sienta bien. Personalmente, creo que no le gusta usar anteojos. Es cierto que las primeras veces siento que ciertas personas me tratan suavemente, aceptándome como una salvación, pero otras, como este buen señor, se siente a disgusto conmigo. Esperemos que con el tiempo me acepte, porque, por ahora no tiene otro remedio. Todavía no lo pueden operar.
 

Instrucciones de uso - Norma

Las copas

¿Cuántas clases de copas hay? Infinidad. De vino, agua, champagne, coñac. Dentro de cada una de ellas hay diversas formas y tamaños, altas, bajas, incluso colores, grosor, calidad. El cristal tiene un sonido especial, pero hoy en día se mezcla la vajilla de una forma poco común, elegida, arbitraria, vintage.

Aclarado el tema, cada uno elige la que le gusta y se adecua para su uso cotidiano, familiar, personal o para sus reuniones favoritas. También hay que recordar que antiguamente se acostumbraba a tener vajilla de porcelana y copas de cristal. Hoy en día todo viene bien: moderno, antiguo, bienvenidos son.

Algunas son muy panzonas y están de super onda para tomar vino especialmente. Y las ya conocidas altas, delgadas, muy estilizadas son para tomar champagne.

La boda

Hermoso juego de cristal color celeste agua o cielo, modelo clásico, compuesto de cuatro tamaños, licor, agua, vino y champagne.  Ese soy yo, ese hermoso juego expuesto en ese bonito local, donde se hacen las famosas listas de casamiento.

Cuando llegaron esas dos señoras muy acaloradas, miraron por todos los estantes, buscando en las cristaleras y, finalmente, dudosas, se acercaron a mí. Yo soy junto a mis compañeras una parte de esas 48 copas que conforman el gran juego destinado a la boda de una pareja, que goza el tener una gran familia, y una gran cantidad de amigos.  Me sorprendí por el apuro, que demostraban tener, al estar tan agitadas, pero al escucharlas conversar, me di cuenta de que estaban buscando algo especial, distinto, no muy moderno, pero si bien completo. Y ahí estaba esperando este conjunto de copas muy bonito, color celeste como el cielo.  Decidida la compra, con gran esmero, me embalaron con sumo cuidado. La entrega estaba pactada para el próximo martes y la misma se haría en la casa de la pareja, directamente. No habría exposición de regalos.  

El martes señalado llegamos, como estaba previsto, a la casa de la nueva familia.  Se encontraba en un bonito barrio residencial, lleno de jardines muy verdes y floridos. Nosotras estábamos muy contentas de haber resultado elegidas y con ganas de conocer a nuestros felices dueños. La caja donde estábamos tenía por fuera un montón de franjas donde decía “frágil”, por lo tanto, con sumo cuidado fuimos ubicadas en un lugar preferencial, para luego ser aseadas y colocadas en nuestros aposentos. 

Ese día especial llegó y cuando abrieron la caja vimos dos caras mirándonos con agrado y especial interés en lavarnos y guardarnos en la cristalera del hogar. Primero, éramos las de champagne, porque íbamos atrás, éramos muy altas.  Pero la señora que se ocupaba de nosotras no tenía muy buena onda, como dicen, porque primero se le rompió una, un suspiro de sufrimiento por parte de la damita joven que vio el estropicio y, a pesar de las disculpas de su familiar, al segundo, la otra cayó con estrépito dentro de la bacha. ¿Fue a propósito?  Mató a dos de mis hermosas hermanas. Estábamos todas afligidas y con gran temor a ser una de las próximas víctimas. Esa mujer no solo tenía mal karma, además era una envidiosa, porque ella no tenía un juego tan bonito de copas.  Yo creo firmemente que era de esperar ese destino, porque muchos años después, nosotros nos quedamos con la dama joven en el reparto, que siempre nos quiso bien y nos conservó con cariño. En realidad, fue ella las que nos eligió y nos pidió con gran decisión.

 

Instrucciones de uso - Fabiana

Descripción:
Es un trozo de tela rectangular. Suele ser de algodón, de variados colores, con motivos de decoración tales como rombos, rayas o cuadrados.
Sirve para limpiar superficies en las que se hayan derramado líquidos o alimentos. También se utiliza como aislante de calor para asir fuentes calientes del horno. Además tienen como función secar la vajilla.
 
El repasador
Soy un trozo de tela que te absorbe tu aire, tus horas de ocio, tus sueños de viajes, tu tiempo de magia.
Te traigo rombos de encierro, cuadraditos de cárcel, los colores de la rutina, de la costumbre, el hábito de lo que se repite, de lo que hacés sin pensar.
Te seco los sueños de aventuras, las fabulosas ideas y tus ocurrencias.
Te escondo la risa o la tristeza, te hago desaparecer.
Te aislo de lo ardiente, lo cálido, reprimo el deseo, tu pasión vehemente.
No es bueno que te regalen repasadores... te esconden el alma.

Instrucciones de uso - Emiliano

En algunos lugares (al menos lo escuché decir), el que pretende tener éxito depende en mucho de mí y de manera especial el que presume de "milonguero". Por más elegantes figuras que exhiba y excelente compañera que lo ayude, puede que la gente repare más en mí, especialmente si son de cabritilla. Yo soy para el bailarín de tango, sino todo, buena parte de su lucimiento. ¿Qué hubiera sido de José Monteleone (Pepito Avellaneda) de no haber metido sus pies dentro mío? Lo acompañé en todas sus giras y, a pesar de que el paso del tiempo acusaba un razonable desgaste, aumentaba su docilidad al punto de que yo sabía qué paso tiraría Pepito antes de que él mismo tomara la decisión. Lo ayudé mucho y el me lo agradeció mucho cuidándome celosamente, cómo se lo hace con algo muy querido. Cuando Pepito murió y yo volví a la caja con ese brillo encandilante al que me tenía acostumbrado, nunca más permití que alguien osara meter sus pies dentro mío. Se lo había prometido a Pepito y cumplí la palabra empeñada.

Instrucciones de uso - Lilian

Ellos dicen que me compraron para llenar ese espacio del living que quedaba bien ocuparlo con un mueble pequeño. Yo sé que mi misión es distinta y que, aunque no lo hagan consciente todavía, estoy destinado a ser el objeto preferido en el mejor lugar.

Yo soy ese sillón de patas de madera claras y finas (“escandinavo” dirá el arquitecto), gris ("de color neutro” dirá ella), con un almohadón maíz (“gold” dirá el decorador) que los va abrazando dichoso, sintiendo el peso de su cuerpo y de su alma. Sé de días de alegrías y también de tristezas, de momentos de charlas profundas y de lo cotidiano.

La veo venir abriendo las ventanas, arrastrando las pantuflas y en piyama, con el celular que acaba de encender. Se sienta con cuidado, acomoda ese almohadón para un lado y para otro, más arriba y un poquito más abajo justo en la cintura. La siento reír con algún chiste o con las fotos, también maldecir,  mirar el Whatsapp y el correo. Después, la lectura rápida de los títulos del diario. Y finalmente, dejar el teléfono sobre la mesa ratona, cruzarse de piernas, adivinar la temperatura de afuera observando cómo se mueven los pinos de enfrente y el ajetreo de las cotorras y palomas y repasar durante 5 o 10 minutos: el día que está empezando. Ahora si, se va a levantar, pasar la mano estirando mi tapizado e irá a preparar el desayuno.

Con él es distinto, me busca en las horas de la tarde y lo primero que hace es tirar el "gold" al piso, porque necesita espacio para desparramarse encima mio con su libro a cuestas. Este hombre lee con gran concentración así que sé que puede estar mucho tiempo en esa posición, nada lo distrae. Hasta que de repente su cuerpo se vuelve más pesado, su brazo cae flojo sobre mi asiento lo mismo que el e-book, que además tendrá que esperar que su dueño haga una siesta rápida.

A última hora, cuando ya estén las cortinas cerradas, sé que ella va a dejarse caer sobre mí, acomodándose para una última lectura y empezaremos a disfrutar ambos de la penumbra y el silencio de la casa.

Instrucciones de uso - Fabiana

Descripción:

Instrumentos ópticos que constan de un armazón o montura que sujeta a los lentes. El armazón dispone de dos patillas que se apoyan en las orejas y de un arco que se ubica sobre la nariz. De esta manera, los lentes quedan justo delante de los ojos, que así puede corregir defectos de su visión, como el astigmatismo, la miopía o la presbicia. Los armazones de los anteojos son de variados colores y formas.


Los anteojos

Te pierdo, te encuentro, te busco, me buscas.

Nuestras vidas son un permanente desencuentro.

Cambio tus tinieblas por luz, abro tu existencia a un mundo de colores, de formas, texturas y paisajes.

Me sujeto fuerte a tus orejas, aprieto tu nariz, acaricio tu mejilla.

Aumento tus poemas, tus cuentos, tu historia.

Te protejo, te cuido, te sigo.

Tus bellos ojos se agrandan cuando estoy cerca y se empequeñecen en mí ausencia. 

Me llevo tu mirada escondida, encerrada en el marco de mi alma.

Reniegas de mí porque te recuerdo el paso del tiempo, sin embargo, yo espero paciente a que vengas a mí encuentro.


Instrucciones de uso - Ma. Teresa

EL OBJETO INDISPENSABLE

Descripción:

Gorra de colores fuertes, con visera firme y buen agarre a la cabeza. Engreída y caprichosa. Regalo de una mujer a su esposo.

 

PREAMBULO DE LA GORRA

Llegué a esa casa toda apretujada en el baúl de un auto. Permanecí en esas condiciones por varios días. Yo, que me sentía orgullosa en aquel escaparate de un local del shopping.

Se paraban pa’ mirarme, como dice el tango. Todos los días, una empleada (mi favorita) me tomaba entre sus manos y retiraba el polvillo que se había acumulado en mi visera. Era la mejor, siempre en el centro, rodeada de otras gorras, por supuesto menos agraciadas. Se vendían antes, pero por ser “baratas” no tan especiales como yo.

Hasta que llegó el día en que aquella mujer, la que luego me quitaría de mi lugar perfecto, me compró.

–Es para un regalo especial- le dijo a ¡mi! Empleada.

–Tengo lo que busca –le respondió.

Me quitó del escaparate, con muy poco cuidado, me ofreció, así nomás, como un objeto cualquiera, ¡a mí, la preferida! Y me compraron.

Como ya dije, estuve apretujada en la caja de regalo varios días. Al parecer nadie podía verme hasta el día del cumpleaños de su marido, eso le dijo a una mujer más joven, quizás su hija. Me faltaba el aire, mi visera perdía firmeza.  “¿Hasta cuándo?”, me preguntaba.

Parece que el bendito día había llegado. Todos estaban apurados, en los preparativos de la reunión. Me colocaron en una pequeña pila de paquetes. Una más del montón. ¡Justo a mí, que era la principal! Así había dicho la mujer que me compró.

Llegaron los invitados y fueron colocando los paquetes de obsequio sobre mi descalabrada caja. De haber sido posible, habría escapado de allí. Pero eso es imposible para una gorra.

Por fin llegó el momento del reparto de obsequios, quedé casa para el final, lo que hirió mi orgullo, por supuesto. Al abrir la caja, el hombre exclamó “¡Otra gorra para mi colección! Gracias familia”. Me observó, me colocó sobre su cabeza y acomodó rudamente la visera. “¡Es perfecta, nuevamente gracias!”. Luego, me arrojó sobre un sillón y continuó abriendo paquetes. Para mi sorpresa, hubo varias gorras más, que fueron arrojadas sobre mí. ¡Qué falta de respeto!

Terminada la reunión, el homenajeado recogió las gorras, incluida yo, por supuesto, y nos colocó en un armario con vidrio, así estaremos más protegidas del polvillo. Resulta que todas eran muy engreídas. “Nunca ocuparas mi lugar”, me dijo una gorra azul, “soy su preferida”. No me tome el trabajo de responderle.

Al día siguiente, abrió el armario y nos miró a todas,

–A ver, a ver, ¿cuál me acompaña a mi caminata diaria?

Estaba segura de que sería yo, “querrá estrenarme”, pensé. Y sí, me tomo, me sacudió fuertemente, me apretujó la visera, ajustó el calce y me colocó en su cabeza, luego nos fuimos a correr. ¡DE TERROR! El fulano sudaba que daba miedo. A cada rato, tironeaba mi visera, le molestaba el sol y ¡a mí también! Regresaría hecha un trapo arrugado y descolorido. La caminata parecía interminable. Afortunadamente, una ráfaga de viento, que luego se convirtió en tormenta, me liberó. Trató de alcanzarme, pero no pudo.  Quedé tirada en un jardín, al lado de una bicicleta de niño. ¡Ah no, ahora un niño! Qué destino el mío, objeto, tan solo un objeto, sin valor para muchos. Eso es lo que soy.

Luego de la tormenta, el sol me secó y, obvio, el niño me encontró. Comenzaría un nuevo calvario para mí. En fin, resignación. Tan solo soy una simple gorra. Tal vez el niño nunca tuvo una y me cuide un poco mejor.


Homenaje a Quino - Lilian

Mafalda acompañó mi crecimiento, desde adolescente a mujer. Aún hoy, sigo releyendo alguna de sus viñetas y sigue haciéndome pensar.

Cuando era muy jovencita me identificaba con el “odio a la sopa”. Un poco más tarde, con su “pelea” política y con alguno de sus personajes: me encantaban Felipe y Soledad.

Pero Quino fue más que Mafalda, era capaz de retratar con humor estereotipos absolutamente argentinos y que todos, en alguna ocasión, nos sintiéramos reflejados. Desde mi punto de vista, él junto a Fontanarrosa fueron dos genios que nos mostraron tal cual somos.


Homenaje a Quino - Dora

De la mano de Quino, lápiz, papel, algunas características de Mafalda: 

Es una niña excepcional, ya que su curiosidad visión del mundo, consciencia existencial, son más amplias, que las de casi todos los seres humanos. Su generosidad y patriotismo también son encomiables.

Es una niña precoz, algo cascarrabias, pero muy despierta y nunca le faltan preguntas para sus abnegados padres. Sabe lo que busca, está siempre preocupada por la humanidad, la paz y los derechos humanos.

Espera tener una carrera universitaria y ser alguien en la vida. Critica duramente a su madre y a su padre, porque muchas veces son pasivos.

Y no se olviden, ¡¡¡¡¡que no le gusta la SOPA!!!!!


Homenaje a Quino - Ma. Teresa

REUNIÓN

— ¿Para qué nos reuniste, Mafalda, aquí en la casa de nuestro creador?

—Para despedirlo entre todos, Guille, para el éramos muy importantes. ¿Sabían que era muy tímido y que decía todo a través nuestro?

—Era un hombre libre y sabio, Mafalda.

—Sí, lo sé, Libertad, tal vez por eso te creo a vos. Como no quiso tener hijos, nos abrazaba a través de sus historias, el perdió a sus padres cuando tenía doce años. También tenía amigos famosos como Serrat, por ejemplo. Era admirado y respetado en el mundo. Aunque él no lo creía. Tomaba una copa de vino y decía: “no es para tanto”.

Quizás comenzó a morir, cuando perdió al gran amor de su vida, Alicia, su compañera. Hizo construir esta su casa aquí en Mendoza, desde donde se puede ver la cordillera y las cadenas de nubes que se apoyaban en ella. Lamentablemente al perder la vista ya no las pudo disfrutar.

A veces, en nuestras historias, mencionaba a Dios aunque él era agnóstico. Hablaba del bien y el mal, pensaba en Abel y Caín.

También fue un gran soñador, lo hizo a través tuyo, Miguelito. 

—Sí, así es, me gusta soñar, como a Susanita, aunque ella es muy materialista, solo piensa en casarse con un millonario y tener muchos hijos, su única ambición.

—¿Vos qué opinas, Felipe? 

—Opino que está todo globalizado y él lo sabía, por eso fui creado. La verdad, la maldad, el bien y el mal, la tecnología, la educación. Se han perdido los valores.

—Recuerdo cuando me regaló a Burocracia, mi tortuga. Al principio no lo entendí, después supe que todo es muy lento, como ella, la justicia principalmente.

Una vez tuve miedo de dejar de existir, por la censura. Pero él no se entregó. Sabía lo que habían sufrido sus ancestros en la Guerra civil española y lo pasmo en una historia, en la cual una empleada doméstica debía ordenar la casa luego de una reunión, en ese ambiente había un cuadro de Picasso, el Guernica y también lo ordenó. Un sabio. 

—Manolito, ¿vos qué opinas? 

—Yo digo que hay que hacer mucho dinero para valer algo, por eso ayudo a mi papá en el almacén, algún día será mío. Al mundo lo domina el capitalismo. Pero él no sé si lo creía. Fui creado para que ustedes opinen lo contrario, siempre me dicen que mejor es estudiar. Veremos. ¿Y ahora que hacemos, Mafalda?

—Creo que debemos quedarnos un buen rato en silencio, a él le gustaba, y observar ese cuadro que está en la pared, donde aún era joven, pensar en que no debemos olvidar todo lo que nos enseñó y valorarlo. Solo eso, y así seguirá viviendo, para muchos.


Homenaje a Quino - Osvaldo

SERVIR SIEMPRE

La situación difícil que atraviesa la Argentina, economía fluctuante, inflaciones periódicas, falta de trabajo, crecimiento de la pobreza, etc., ha generado un hecho digno de admiración y elogio: EL VOLUNTARIADO 

Personas que, más allá de la queja estéril, se deciden a entregar su vida y poner el hombro a las necesidades urgentes que perciben a su alrededor. Son vocaciones de servicio.

Una anciana de muchos años fue entrevistada con motivo de su cumpleaños. La periodista le preguntó qué consejo les daría a las personas de su edad. "Bueno", dijo la anciana, “a nuestra edad es muy importante no dejar de usar todo nuestro potencial; de lo contrario, éste se marchita. Es muy importante estar con la gente y, siempre que sea posible, ganarse la vida prestando un servicio. Esto es lo que nos mantiene con vida y salud".

“¿Puedo preguntarle qué es lo que hace para ganarse la vida a su edad?", le dijo la periodista.  La señora respondió: " Cuido a una anciana que vive en mi barrio". Esa fue su inesperada y deliciosa respuesta. 

“Ayudar a servir” son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De este olvido de ti mismo, surgirá como magia tu propia felicidad y alegría, tu auténtica realización.  "DORMÍ Y SOÑÉ QUE LA VIDA ERA ALEGRÍA. DESPERTÉ Y VI QUE LA VIDA ERA SERVICIO. Y EN EL SERVICIO ENCONTRÉ LA ALEGRÍA" (TAGORE).

¡Siempre listo para servir!


Homenaje a Quino - Emiliano

A pesar de no ser precisamente un lector, he manifestado un gran interés por los escritores razón por la que escucho con mucho interés cualquier reportaje que le hagan a cualquiera de ellos. Con frecuencia afirman que escribir, por ejemplo, una novela es cosa fácil ya que una vez instalada una escena y sus personajes éstos se desempeñan con absoluta libertad sin que el escritor los manipule. Desde una visión moral, la libertad como atributo de la naturaleza humana no es una concesión que nos hace alguien sino un derecho inherente a su ser. Cuando allá por los años sesenta Quino dibujó por primera vez a Mafalda fue en ese mismo momento que dejó de pertenecerle, cobró vida propia y no por un acto racional sino mágico. Claro que sus salidas desopilantes, sus reflexiones profundamente filosóficas y su filoso análisis de la realidad necesitaba de alguien que lo plasmara en el papel y para ello lo eligió a Quino que se prestó dócilmente para cumplir con esa tarea. Esto es fácil de admitir porque a pesar de que Quino era de profesión dibujante y humorista jamás hubiera podido alcanzar el talento de Mafalda. Quino adquirió fama mundial y un reconocimiento que nos enorgullece. La pregunta que me hago es la siguiente: ¿La fama de Mafalda es mérito de Quino o la fama de Quino es exclusivamente mérito de Mafalda?

Reflexión final - Fabiana

Este año viví, y creo que no fui la única, todos los estados de ánimo. Tuve días de alegría, de esperanza, de paz, pero fueron muchos los qu...